“Yugos os quieren
poner/gente de la hierba mala,/yugos que habéis de dejar/rotos sobre
sus espaldas”. Así animaba Miguel
Hernández a los jornaleros que debían hacer frente “al amo
que no daba la peseta”, como denunciaba otro poeta más cercano a
nosotros: Gabriel y Galán,
el que yace enterrado en el cementerio de Guijo de Granadilla. Y los
“esparragueros”, que así motejan a los vecinos de Valdeobispo,
los tuvieron pero que muy bien puestos para invadir los predios de
terratenientes explotadores y negreros y exigir lo que, humanamente,
les pertenecía. Fatalmente, las milicias fascistas del general
Franco segarían las cabezas de un buen puñado de ellos,
ensangrentando y vistiendo de luto el mentado pueblo. De Valdeobispo
era el padre de Víctor
Retortillo Jiménez, Tío
Anastasio. A Víctor
le decían, en el lugar, Ti
Vitu “Manteca”, y algo heredó del espíritu levantisco de
los valdeobispeños. Años ha, llegaron al pueblo un par de frailes,
a fin de meter en vereda a los vecinos y obligarles a cumplir con el
tiempo cuaresmal. Uno de ellos era gordo como un tejón y tenía los
dientes picados. El aliento le olía a una mezcla de ajos y tabaco.
A Ti Vitu le
llevaron a la fuerza al confesionario. Entonces, él era un mozo
bizarro y resuelto. Metió la cabeza en la penumbrosa casilla y el
fraile arrimó su cara a la de él y empezó a hurgar en su vida
íntima. Tanto preguntaba y tanto arrimaba la cara, que Vito
le espetó: “-¿peru usté qué eh, un cura o un jué y un
bujarrón? La ira se apoderó del fraile y explotó como un calbote.
Ti Vitu no se calló y salió con aquello de: “si loh
cúrah comieran/rólluh del ríu,/no ehtarían tan górduh/loh tíuh
joíuh”. Y se largó del confesionario.
El fraile lo
denunció por blasfemo y le tuvieron arrestado cuatro domingos sin
salir de casa y pagar una multa de 5 pesetas, que entonces era una
fortuna para la gente baja. El miércoles pasado se inició la
Cuaresma. Los tiempos han cambiado y ya no colocan en las puertas de
los templos parroquiales la lista de vecinos, por tandas, para acudir
obligatoriamente a confesarse. Pero no faltarán los casposos
tercios y legiones del nacionalcatolicismo, donde forman marciales
filas los implicados en los papeles de Bárcenas,
los imputados en el caso Gürtel,
los acogidos a la amnistía fiscal de
Montoro, los del caso Noos
(“a la Infanta le irá bien”, dijo Rajoy),
los de los ERES
fraudulentos, los de los otros casos Emperador, Palma Arena, Pokemon,
Conde Roa, Baltar, Unió Mallorquina, Mercasevilla, Carlos Fabra,
Andratx, Malaya, Caja Castilla-La Mancha, Palau, Pretoria, Blesa,
Bankia… ¿Seguimos? Puede que, entre ellos, haya algunos
bujarrones, como parecía que lo era aquel fraile de antaño, pero
allá cada cual con sus inclinaciones sexuales. Eso carece de
importancia, pero no sus latrocinios y sus largas, sucias y corruptas
uñas. Cumplirán con la Cuaresma todos esos hipócritas meapilas y
recibirán las no menos farisaicas absoluciones de clérigos
acostumbrados a prevaricar. Y aquellos otros, como los de los ERE
andaluces, que suelen ser más descreídos, quemarán incienso en
honor de sus becerros de oro. ¡Menuda farándula cuaresmal!
“Buenos hechos y
no golpes de pecho” afirma un antiguo refrán. Pero Ti
Vitu “Manteca” sabía muy bien que por nuestras villas y
lugares los auténticos gorilas eran los caciques, los terratenientes
y las fuerzas vivas. Se golpeaban, como simios, sus pectorales y,
luego, estrujaban, como a naranja valenciana, al pobre obrero. La
cosa no ha cambiado tanto. Hasta en el plano internacional, en estos
días cuaresmales, se dan puñadas en sus tambores prebélicos y
torácicos la raposa yanki, que siempre utilizó dos varas de medir y
a la que rinden pleitesía las gallinas de la OTAN y la UE, y la no
menos raposa rusa. En medio, Ucrania, sirviendo de experimento a los
sectarios y repugnantes intereses de unos y de otros. Y quien dice
Ucrania pudo decir, hace pocas o muchas lunas, Irak, Libia,
Afganistán, Siria y otros puntos del Globo. ¿Y de aquellas
sangrientas dictaduras urdidas por la CÍA en Latinoamérica? España,
una vez más, lamiéndole el trasero al Tío Sam, al igual que cuando
el trío de las Azores.
Hoy, primer sábado
de Cuaresma, exponiéndonos a ser anatematizados y excomulgados,
algunos nos olvidaremos de tan macabros tambores y andaremos metidos
en jarana y en harina, escuchando los tamboriles (¡qué bien
suenan!) del Carnaval Jurdano. No pudo ser el pasado sábado, por
aquello de la lluvia, y se ha trasladado a éste, efemérides de San
Filemón y San
Veremundo. Brindaré póstumamente por mi paisano Ti
Vitu “Manteca”, al que le corría por las venas sangre
“esparraguera” y de Los
Muchachos de Santibáñez, y le pediré a los dioses de Las
Hurdes que bajen de sus montañas a beber la “polienta” (vino del
año) con nosotros. Su virtuosa absolución ya la tenemos de
antemano, aunque se rasguen las vestiduras los puritanos.
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