Ayer, sábado, no hubo Pingolla en el Periódico Extremadura, pero sí una entrevista que realizó
Salvador Vaquero a
Félix Barroso Gutiérrez. Traemos, a este espacio, la entrevista completa, pues tanto en la edición en papel del periódico, como en la digital, ha sido reducida de forma más que considerable y de una manera más que sospechosa. Está claro que los medios de comunicación oficiales están al servicio del poder instituido y no conviene dar plena voz a las personas que, como Félix, hablan sin pelos en la lengua, como se suele decir. Estamos en la sociedad en la que, por un lado, se encumbra a los pusilánimes, aduladores al poder y pendencieros de la salsa rosa, para mayor atontamiento de las masas -que es como nos ven, como masa y no como seres humanos- y, por otro, en la sociedad de la postergación de las personas o colectivos libres, autogestionarios y luchadores en pos de la verdad y de la justicia social. Nada nuevo, por otra parte, bajo el Sol. El Estado, se vista como se vista, nunca nació para garantizar la libertad de las personas a expresarse, ni, sobre todo, para respetar su libertad de conciencia, sino más bien para todo lo contrario.
¿Cómo se define Félix Barroso
Gutiérrez?
Lógicamente,
no como un extraterrestre, aunque, a veces, desde lo alto de la
pingolla en la que me encaramo, me siento una garza (no real, sino
republicana) escudriñando los humedales, o secarrales, que me
circundan. Posiblemente, de haber vivido en tiempos de la
Inquisición, me habrían quemado en la hoguera. Si hubiera sido en
la primera mitad del siglo XIX, seguro que andaría con la cuadrilla
de “Los Muchachos de Santibáñez”, considerados como los
“primeros anarquistas extremeños”. Y en caso de haber sido mozo
en los años 40 del pasado siglo, me habría integrado en la
guerrilla antifranquista, conocida popularmente como el “maquis”.
¿Qué conservan Las
Hurdes actuales de las que retratara Buñuel?
Las
Hurdes que retrató Buñuel fue todo un montaje tenebrista. Los
mismos cuadros y escenas con idénticos paisanos, a los que pagó
unas pesetas para que improvisaran un cruel teatro en tonos
dramáticos, grises y negros. Relataba –valga el ejemplo- que
jamás escuchó una canción por los pueblos jurdanos y, luego, a él
le gustaba rodearse, en la taberna del pueblo de La Fragosa, de
mujeres jurdanas que le cantaban hermosas coplas y romances y de
geniales tamborileros, mientras de hartaba de vino y de carne de
chivo. Los descartes encontrados en la casa familiar de Calanda,
donde nació el famoso cineasta, ponen de relieve otras Hurdes más
coloristas y vivas. Las Hurdes, como se ha puesto de relieve estos
últimos años, es todo un hospitalario y solidario solar que se
erige en un islote arcaizante y cargado de valores folklóricos y
etnográficos dentro del mundo hispánico.
¿Crees que la
mención hurdana en autores como Gabriel y Galán o Víctor Chamorro
ha sido determinante en la publicidad de la comarca?
Gabriel
y Galán, como buen hacendado católico y paternalista, hizo una
pintura conmiserativa de la casta de los “pidiórih” jurdanos
(pedigüeños de oficio, que, bajo sus ropas harapientas, ponían
cara de circunstancias, cuando en realidad eran los fieles herederos
de Rinconete y Cortadillo). Víctor Chamorro también se dejó
embaucar por ciertas impresiones y la consabida y estudiada retahíla
de lamentos de muchos jurdanos, desconociendo la auténtica
socioantropología de esa antigua comunidad de pastores.
Lógicamente, ambos han contribuido a una publicidad no muy acertada
de ese territorio.
¿Por qué no dejan
de arder Las Hurdes?
Las
Hurdes han ardido a raíz de la abusiva repoblación forestal
iniciada por la dictadura franquista, cuando los montes de la
comarca, que fueron y siguen siendo de titularidad comunal (no
estatal ni municipal), los catalogaron de “Utilidad Pública”,
metiendo los pinos y los eucaliptos casi hasta los umbrales de las
viviendas. La repoblación forestal con especies alóctonas hundió
tres fuentes de subsistencia de los jurdanos: la cabaña caprina, el
carboneo del brezo y el sistema de rozas para la siembra del centeno.
Es muy natural por ello que los habitantes de las serranías
jurdanas odiaran a tales árboles. Hoy se intenta corregir aquellos
abusos, repoblando con especies autóctonas.
¿De
quién es la culpa de la desaparición casi absoluta de la
arquitectura popular hurdana?
De
todos un poco: de los propios habitantes de Las Hurdes, que se
sentían avergonzados de unas viviendas que, siendo bioclimáticas y
adaptadas a sus necesidades seculares, fueron descritas por
escritores de tres al cuarto como zahúrdas o antros repugnantes. De
aquí que los vecinos en cuanto dio en subir el nivel de vida,
pasándose de una economía de subsistencia a otra de mercado,
construyeran casas modernas, abusándose de los fibrocementos y
levantándose, en algunos casos, horribles edificaciones de tres y
cuatro pisos, sin que las autoridades municipales ni la
Administración regional pusiera coto a tales desmanes. Se mató una
verdadera gallina de huevos de oro y, hoy en día, la mal llamada
“arquitectura negra” es todo un vestigio destartalado, que, poco
a poco, se va convirtiendo en un rimero de escombros.
¿Estamos viviendo
una edad de oro de las letras extremeñas, o sólo el bostezo de un
pueblo adormecido?
Extremadura,
la que históricamente nos han vendido como tierra de conquistadores
(cuando en realidad es una tierra donde quedan muchos derechos por
conquistar), encaja mejor, actualmente, dentro de los barrotes de esa
jaula de parados que solo abren la boca para bostezar como pueblo
adormecido (preciosa metáfora). Con todos esos palos a la
Educación, gravámenes al mundo de la cultura, universitarios que
tienen que marcharse allende nuestras fronteras y aberrante
manipulación ideológica de las pedagogías de ese conglomerado
cavernícola que integra la derecha de este país (neoliberales,
neoconservadores y herederos ideológicos del franquismo), no están
los tiempos para muchas líricas. De todas formas, siempre hay gente
nadando a contracorriente que logra mantener como puede los laureles
de sus cabezas por encima de las aguas.
¿Crees como decía
el viejo maestro Juan Blanco que en estos tiempos “nos mean los de
arriba y nos dicen que está lloviendo”?
Don
Juan Blanco, maestro que dejó honda huella en el lugar donde nací,
donde ponía el ojo ponía la piedra. Y no solo es que quienes
manejan los hilos de esas marionetas que somos la gente de a pie nos
meen en la cotorina y nos digan que está lloviendo, es que ya el
chorro está cayendo dentro de nuestras bocas y hay muchos
extremeñitos que no tienen donde caerse muertos que, encima, se
relamen golosamente. A veces parece como si el masoquismo hubiese
hecho estragos en este bellotero pueblo y miles de “empalaos”
arrastrasen a diario sus cadenas por las villas y lugares de
Extremadura.
¿El pueblo está
anestesiado ante tanto político mangante y se contenta con esperar
un milagro?
Dice
un viejo adagio “hágase el milagro y hágalo el diablo”. Y hay
otro que afirma que “solo a los tontos del bote les hace la virgen
apariciones”. Los que somos heréticos y heterodoxos esperamos que
se allegue el demonio y haga alguna de las suyas, pues posiblemente
nos irá mejor que con tanto banquero y político corrupto de
confesión y comunión diarias y que se dan golpes en el pecho como
si fuesen gorilas. Como en los antañones cuentos que tantas veces
me relataron las bocas desdentadas, solo los pastores tontorrones,
que se tiraban la mitad del día adormilados, esperan y creen en los
milagros y, luego, a la postre, tenían que ir con los cencerros al
cuadril y las pellicas bajo el brazo. Por desgracia, entre nuestros
canchos y encinas, siguen creciendo más espesos que las jaras
docenas de borregos de tal índole.
¿Hay tanto farsante
en las letras como en la política?
En
los tiempos de tribulaciones, los farsantes abundan por doquier. Ya
se sabe: “a río revuelto, ganancia de pescadores. Pero también
se sabe que “a cada cerdo le llega su San Martín”.
¿Crees que la
infanta doña Cristina Federica Victoria Antonia de la Santísima
Trinidad de Borbón y Grecia ha puesto en jaque a la monarquía?
Nombres
tan cargados de pomposidad y ufanía, aparte de darme arcadas, son
capaces de poner en jaque cualquier cosa. Pero la monarquía
española, como bien dijo José
Antonio Primo de Rivera,
“cumplió su ciclo, se quedó sin sustancia y se desprendió, como
cáscara muerta, el 14 de abril de 1.931”. Una institución
tan antidemocrática, tan endogámica, tan poco resolutiva, tan
relamida, tan zahumada por clericales turiferarios y heredera de una
oprobiosa dictadura tiene muy poco recorrido en una España habitada
por paisanos que, a nada que se les rasque, no les sale sangre azul,
sino virtuosa y rabiosamente anarquista.
En julio del año
pasado vaticinaste una moción de censura contra Rajoy, ante los
escándalos de corrupción, pero parece que no llega…
Todo
parecía que la socialdemocracia española forjaba en sus fraguas la
caja de los truenos. Pero, a la hora de la verdad, le he pasado
mucho su miedo al ridículo y su pesado pasado como para enmendar
planas a la derecha, que es, en muchos aspectos, su viva imagen y
semejanza.
Apuntabas también
que Rubalcaba carece de legitimidad para encabezar la moción…
El
alopécico Rubalcaba, superviviente Rasputín de la política, al
igual que otros dirigentes del PSOE, está demasiado manchado como
para sacar la cabeza fuera de su caparazón. Me apenan las bases
socialdemócratas de este país (no me atrevo a calificarlas de
socialistas), instadas a aplaudir hasta con las orejas a sus jefes de
centurias, los que han privatizado empresas públicas donde después
se han colocado con nóminas multimillonarias; los que iniciaron los
tijeretazos; los que, junto con el PP, reformaron el artículo 135 de
la Constitución Española, que fue todo un golpe de Estado
encubierto para dejarnos en manos del neoliberalismo financiero
internacional y los que traicionaron sus ideales y dejaron a sus
bases a los pies de los caballos.
¿Siguen existiendo
dos varas de medir entre políticos y ciudadanos, como antaño?
No
dos varas, sino doscientas. Y no turolenses, sino alicantinas. A
las varas de nuestro Fernández
Vara y su compadre Monago
Terraza las echamos de comer aparte. Según les van creciendo
sus pinochas napias a nuestros diestros y siniestros políticos (se
libra una izquierda éticamente libertina y libertaria), se alargan
aún más sus vareas de varear al pueblo llano.
¿El Papa Francisco
supone un paso adelante o un simple lavado de cara del catolicismo?
Cuando
el Papa Francisco se
acabe de calzar las rotas albarcas del pescador y se desprenda de
otras púrpuras, entonces podremos hablar de la Iglesia de los
Pobres. Pero todavía no lo hemos visto con el látigo en la mano,
arrojando a los mercaderes del templo. Muestra maneras, pero la
revolución a favor de los desheredados requiere mayor arrojo y menor
contemporización con los poderosos del mundo.
¿Extremadura deseaba
una derecha moderada o no aguantaba mantener un cortijo socialista?
Pienso
que el pueblo extremeño es, sociológicamente hablando, de
izquierdas. Cuando el PSOE les ha salido rana, ha habido mucha
frustración. Y el socialismo tenía honda raigambre, por herencia
histórica, en las tierras de Extremadura. Mucha gente, al sentirse
de algún modo traicionada, se ha echado, en las últimas
convocatorias electorales, en manos de la derecha. No sabemos qué
ocurrirá de aquí en adelante: una derecha metida a populista puede
seguir llenando su despensa de votos, o puede que el pueblo se
decante, en parte, por una IU que haya encontrado su sitio, como
referente ético, no lastrada por su pasado, que no confunda a los
posibles votantes y que no venda su alma ni a Dios ni al Diablo. Los
regionalistas del PREX-CREX (ya podrían eliminar lo de CREX, pues
malsuena a antediluviano crujido), tendrían algo que decir siempre
que mantengan el ideario del padre del regionalismo extremeño,
Antonio Elviro Bereguer, fusilado por los fascistas en 1.936;
un ideario teñido de extremeñismo y de profundo cuño progresista,
que nada tiene que ver con una pazguata socialdemocracia regionalista
y menos con una Extremadura Unida vendida, interesadamente y como
desguace, a la derecha.
¿El futuro de España
se llama federalismo?
El
futuro de España debería erigirse en una Confederación Ibérica,
basada en el principio federativo o federalismo social, adaptando a
nuestros días aquella Unión de Comunidades Autogobernadas, de las
que sentó sus bases Pierre-Joseph
Proudhon.
Y para terminar, ¿te
gusta que te califiquen como el Labordeta extremeño?
Me
embarga el cariño que le profeso a José
Antonio Labordeta, el correcaminos de potente voz y que
llamaba a las cosas por su nombre. En muchos aspectos, nos
parecemos, pero dejemos que él siga, ahora, recorriendo ignotas
galaxias y dejando una estela de polvo cósmico donde la palabra
Libertad se escribe con mayúsculas.